Diseño práctico con un enfoque funcional, en la que la adaptación a la geometría y la optimización del espacio se convierte en tarea fundamental. El planteamiento se ha basado en una serie de recursos que nos permitirán mejorar las condiciones existentes en espacios alargados y de profundidad moderada como éste, algo bastante habitual en cocinas de viviendas.
Para ello se ubican los elementos más voluminosos a la entrada, lo que nos permite una visualización del espacio con mayor amplitud y una zona de apoyo mejor iluminada de forma natural.
La modulación (tamaño de los muebles) es uniforme y lo más amplia posible, lo que nos ayuda a generar equilibrio.
La uniformidad visual la conseguimos con soluciones de integración (electrodomésticos, tiradores…) y en la selección de acabados (neutros y sin grandes contrastes).
También ayuda el tratamiento de paredes que no afecten a la bancada principal, ya que al no ir alicatadas producen una sensación de mayor dimensión que al ir dividida. En este caso si que se aporta un contraste en tono de material y formato de colocación en el pavimento, generando peso visual en bajo y aportando ritmo al conjunto.
Los materiales utilizados están acordes a las necesidades de una cocina funcional tipo para vivienda, con interiores de muebles en tablero melamínico hidrófugo, frentes y acabados en laminado HPL blanco mate, tiradores integrados de aluminio, encimera y frontal de bancada en compacto de cuarzo… todo ello complementado con herrajes y accesorios interiores de primera marca, fundamental para conseguir un buen funcionamiento y durabilidad del equipamiento.
Fotografías: Miguel Angel Lahoz.